CUIDADO CON LO QUE ESCRIBES

En la reciente reunión bloggera celebrada con la excelsa, estábamos recordando con el Oso Álvarez, el Rondeldia, el Estido y el Ganjar (de manjar ganja, al revés o mandandiru liru lan) de los vaticinios de los poetas, o las profecías de los poetas y sus propias muertes. Todo esto a partir de que caímos en cuenta que el Narciso Lima Achá muere el 14 de agosto, y Jaime Saenz el 16 de agosto.
Y les hablaba de un artículo que había leído hace tiempo, donde se hacía mención esto de que no es novedad que algunos poetas y escritores tengan propiedades clarividentes; es por eso, que gracias a que encontrado el artículo que voy a resumir en partes sobresalientes por que es ultra extenso, en esta oportunidad no voy a publicar una crónica del ayer pero esta es igual de interesante, o al menos eso espero.
Al final, también incluyo algo sobre el poeta paceño Guillermo Bedregal García que me pareció otro ejemplo más de este negro arte de las adivinaciones, cultivado desde las laberínticas conciencias de los escritores.
José Luis Díaz Granados
Los Vaticinios de los Vates.
Durante siglos, a los poetas se los llamó vates debidamente a su excepcional capacidad de vaticinar. Más allá de la razón, su sensibilidad los lleva en sobrecogedora clarividencia a penetrar el tiempo y espacio para anunciar sucesos a través de la sola alegoría del verbo.
Garcia Lorca escribe en su libro “Poeta en Nueva York”:
El mascarón, mirad el mascarón/ que ola de fango y luciérnaga sobre Nueva York/(...) Y las brisas de largos remos /golpeaban cenicientos cristales de broadway/ (...)/ que ya vendrán lianas después de los fusiles/ y muy pronto, muy pronto, muy pronto, /Ay Wall Street.
Eso por las torres gemelas
Otro ejemplo
Neruda murió el 23 de septiembre de 1973 y en “La Barcarola” escribe la metáfora de una primavera “arañando el ataúd de septiembre”
Bueno hay varios y espeluznantes ejemplos, y para dar muestra de un poeta local, Guillermo Bedregal que murió trágicamente en un accidente automovilístico en 1974, en palabras de Juan Carlos Orihuela: pocas semanas antes de morir entregaría a su esposa los originales de su poemario editado postumamente"Empiezo a visitarme", que se trataba de una especie de cartografía de la poesía que Bedregal escribió en los dos últimos años de su vida.
Juan Carlos Orihuela concluye: con la noche de su muerte, de tantas maneras anticipadas por él mismo, se completaba un acto poético iniciado en el asombro cotidiano, el destino y los albures, pero también en los misterios de la celebración de otras muertes, de otras memorias y quién sabe de otras ciudades.
Neruda murió el 23 de septiembre de 1973 y en “La Barcarola” escribe la metáfora de una primavera “arañando el ataúd de septiembre”
Bueno hay varios y espeluznantes ejemplos, y para dar muestra de un poeta local, Guillermo Bedregal que murió trágicamente en un accidente automovilístico en 1974, en palabras de Juan Carlos Orihuela: pocas semanas antes de morir entregaría a su esposa los originales de su poemario editado postumamente"Empiezo a visitarme", que se trataba de una especie de cartografía de la poesía que Bedregal escribió en los dos últimos años de su vida.
Juan Carlos Orihuela concluye: con la noche de su muerte, de tantas maneras anticipadas por él mismo, se completaba un acto poético iniciado en el asombro cotidiano, el destino y los albures, pero también en los misterios de la celebración de otras muertes, de otras memorias y quién sabe de otras ciudades.
Estoy despertando y tengo rostro de morir;
Flexiono el hueso que no pensé morar
Y me duele cada intento de elucidar mi calavera
De entender un río
O imitar el canto que retenga la lluvia enla paja viva,
Olvidando el cielo y recordando la tierra
(Guillermo Bedregal)
Comentarios
hoy estoy trabado y ya no quiero escribir más, Maldito Freud
recien lei tu mensaje en mi blog, y la verdad es q me pagan por escribir disparates, pero gracias x la sugerencia....
otro dia comento de tu post...
chau
Un abrazo de osa.
El día que murió en la calle Illimani chupado manejando su peta en el accidente, y de frente al coloso de nuestra ollada, encontraron el cuerpo con el volante en el estomago y las tripas para afuera como tanto le gustaba...Otra coincidencia mortal