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Mostrando entradas de diciembre, 2011

Ese aire verde carmesí.

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Que en esta navidad, nuestra salvación consista en transitar este camino lleno de piedras y charcos, que según las circunstancias, nos parecerán montañas y mares. Feliz Navidad_ _________________ Ese Aire Púrpura _________________ Búscate sin cesar en el aire de la música O en la infinita amargura que se desprende del viento Y en medio de alguna arrogante orgia de sangre Siente piedad por el mundo Búscate sin cesar Eleva la mirada al cielo, Y sin que medien ritos ni rezos piensa en todos tus muertos arrancándote todos los dientes de pura felicidad Mas, si en lo lejos buscas refugio, en las tibias apariencias del paraíso no te equivoques; Antes de abrir la puerta y morder la manzana Incendia tus pulmones Y explota Hasta creer en el amor Así, cuando estés inmensamente solo Intenta prostituir esa estrella distante Y sin vergüenza alguna esclaviza su hermosa lejanía en la palma de tu mano aférrate a ella escóndela de los turbios afanes de los proxenetas y los mercaderes guárdala bien de

Entre pensar, decir y escribir.

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28/11/2011 No sé si será casualidad el hecho de que uno se despierta pensando que hoy por hoy, las cosas más hermosas del mundo y todo aquello que hace a la vida vieja y preciosa, muere tarde o temprano; por ejemplo, mueren las cartas en manos de ese triste invento llamado correo electrónico, y que cosa más triste habrá que un mail… y que cosa más triste que todo lo que se quiera decir se lo diga en estos correos electrónicos. La carta ha muerto en manos de un mail que es un invento que nació como hijo primogénito del apuro. Creció saturado de un sinfín de horrores ortográficos y abreviaciones que comunican lo que quiere decir, de la forma más procaz y austera, tanto que si ese mensaje (que no es una carta) hubiese sido un plato de comida, no llegaría a ser ni sopa para enfermos, es decir, una cosa casi transparente y sin nada de sustancia que le de chiste. Pensaba todo esto y me daban unas ganas locas de escribir una carta, lo malo es que no tenía a quién hacerlo y mientras me lamen