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Mostrando entradas de marzo, 2007

El ayer de siempre

Bueno, ya basta de macanas, del corazón, el amor y esas pajas que sólo nos traen sinsabores y nos llevan de paseo por las veredas de la amargura. Basta de gimotear como tarados lamentando la pérfida indiferencia de su adios. ¡Que siempre!, si se fue, se fue no más... que le vaya bien y sea feliz viendo a los fiordos... (yaaaaaaaaaaaaa) Esta introducción de despechado me la ha aconsejado que la haga un otro amigo despechado y aturdido por otra pérfida indiferencia. Pero heme aqui dispuesto ha redimirme ante ustedes afables lectores, vuelvo con una nota clasica de esas que me han hecho célebre (yaaaaaaaaaaaaaaaaaaa, otra vez). Nada que ver, ten{ia guardada una notita feliz de cuando no consumia mi existencia sumergido en el oscuro despacho de unaONG, sino (más bien) las consumia en la amable y polvorienta oscuridad de la hemeroteca municipal, cuando mi vida aun era mi vida y no este despojo que arrastra las patas preguntandose pa´que. Los románticos muchachos del 900 La Paz de Ayer y H