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Mostrando entradas de septiembre, 2008

HUMILDE INVOCACIÓN

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* ¡Majestades imperiales, altezas reales! ¡Nobles damas, valerosos hidalgos! ¡! (supongo que eso incluye a la mayoría de ustedes) y los demás. Misteriosos mandatos os reunirán este 20 de septiembre en mi humilde casucha a las 12:00 del mediodía; En orgulloso aunque ruinoso castillo al que acudiréis sin que os importe compartir un mismo techo con trovadores y adivinos; con monjes tabernarios; con astrólogos, rufianes, bandidos y alquimistas; con brujos ballesteros y poetas, con ebrios y mal bebedores, que aun la FELCC rechaza. ¡A todos vosotros, de todo corazón os ruego su presencia en mi fiesta de cumpleaños; en ámbitos desiertos y mejor predispuestos, poblados de deseosos fantasmas, donde cada partícula os hará evocar rumorosas juventudes, pretéritos tiempos ya idos y para siempre jamás perdidos! Al tañer de cuecas y cumbias sureñas, al grave conjuro de clásicos rockanboleros, que resuenan ya en menguadas cabezas por el alcohol consumidas, las cuales no son otras que las nuestras; la

EL FINAL DEL INVIERNO

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Para ti, el final del invierno es claridad inesperada, un calor súbito y aliviante. Cuando los chicos te contaban de la tibieza que rodeaba las puertas del final del invierno, tú no les creías. Pensabas que era imposible que de entre las brumas del amanecer, surja una luminosidad que crecía al tiempo de la disipación de la niebla. Pensabas que esa llama efímera bien podría morir antes de alcanzar tales dimensiones que te asustaban por su calor. Ellos, los que no habían tenido la dicha de atravesar el invierno, te hablaban de lejanos lugares de candente arena, donde el aire soplaba suave y caliente; decían que tus pies se despojaban de todas sus costras y que tu cuerpo prescindía de las cicatrices que este largo invierno te han dejado, y que todo era natural claridad. Tú no les creías. Para ti eran un misterio las sonrisas que nacían borrosas en las bocas de tantos compañeros que habías visto cruzar los confines del invierno. Si estas ataduras invisibles te dejaran, te regalarías mil ab