El cabo Juan

"El cabo Juan" es parte del segundo capítulo de "La ciudad de la Furia" que parece que se va a llamar otra cosa cuando se lo termine de corregir, porque no vaya a ser que se rayen los de Soda estereo y me llamen plagiador ¿no?. Bueno, no suelo poner vainas taaaaan largas en mi blog por que ustedes afables lectores ee aburren. Tampoco escribo pensando en los demás, normalmente me cago; pero este proyecto es para denunciar el maltrato, robo, violaciones, humillaciones y asesinatos que sufren los chicos y chicas de la calle de El Alto, que en la novela se llama distrito de Rodas. En vista de que ya una amiga catalana se ha ofrecido a traducir el libro pa venderlo en Barcelona y dar las ganancias aquí a su servidor jajajaja na mentira, la ganancia es para una institución que trabaja directamente con ellos, con los chicos por los cuales esta vez escribo. Así que dadas las explicaciones disculparán lo laaaaaargo del post en cuestión. Gracias por sus ánimos, sus críticas y sus visitas.
EPR

P.D si lees esto, también lo hago por ti, gracias por enseñarme a fascinarme con todo, aunque parezca nimio e insignificante y otra vez gracias por regalarme Cortazar


El Cabo Juan
Cap II

Fernando no tiene mayor problema en ir a reconocer el cuerpo del niño. Piensa que después de todo, el hecho de haber ido a sus 12 años a la morgue para ver lo que quedaba de su padre, le da una especie de inmunidad a sus emociones. Por un momento su imaginación escapa quince años atrás y se ve mirando el cuerpo de su papá con el estomago destripado por la explosión y unos centímetros más allá, arrancado para siempre del cuerpo, el brazo derecho con el reloj que habían comprado juntos antes de la navidad. No se puede imaginar una peor experiencia y mientras se dirige a la oficina indicada, unos policías irrumpen a carcajadas en el patio del comando con una bolsa negra, de la cual uno de ellos extrae un pantalón totalmente ensangrentado. Fernando se paraliza más por asco que por curiosidad. Un policía alarga una manguera y empieza a limpiar el pantalón con un débil chorro de agua. Otro de ellos, que a decir de los que lo rodean ha perdido la apuesta, se enfunda una bolsa plástica en la mano y extrae algo del bolsillo del pantalón. Todos ríen y dirigen sus miradas burlonas a Fernando que se ha quedado mirando como un niño todo lo que acaba de ocurrir. Arminda lo llama gritándole por su nombre. Ya lo había hecho varias veces pero Fernando estaba como una estatua, intentó volver en si sacudiéndose esos recuerdos como un perro que se seca el agua, y al ver a Arminda su miedo fue sustituido por agradables sensaciones de bondad, eficiencia y sacrificio que serían bien reconocidas el momento de evaluar sus tres meses de prueba como educador de calle. Arminda se mostraba experta; preguntó por el jefe de la división de homicidios agregándole tal naturalidad y cordialidad a la entonación de su nombre que cualquiera diría que son parientes o amigos de toda la vida. -¿El jefe Viscarra? no se encuentra pues, no va a venir. Está en un caso toda la mañana-, respondió sin levantar la vista un oficial casi chamuscado por el sol, con la nariz guinda y lentes verdes, mientras le daba unos teclazos a una viejísima máquina “Olimpia” que exhibía el código de su inventario en la parte trasera donde se veía la lejana fecha de su inventariado 09/23/86.
El escritorio era una verdadera ruina y el policía que después dijo ser el oficial de homicidios Mayta, se mostró repentinamente solícito cuando por casualidad levanto la mirada y vio las credenciales de la organización encima de los pechos de Arminda que apenas si abultaban su blusa.
–¡Claro! El chico que hemos levantado esta madrugada. Parece que se ha desangrado por que le han atravesado una botella por el recto. Aunque puede también que se le haya ido la mano con la clefa y el trago y se ha congelado. O pueden ser todo al mismo tiempo jajajaja. Mayta soltó una risotada ignorando la cara de indignación de Arminda, ya que se encontraba revisando un libro de hojas llenas de grasa y ají donde se leía una lista de cuerpos registrados en los últimos días y en el que en el mejor de los casos figuraba el sexo ya que todos se anotaban: NN y la edad aproximada. Fernando hizo una mueca de desaprobación ante la indulgente ineficiencia de Mayta que de todo y nada reía buscando la mejor forma de congraciarse. De pronto irrumpió en el ambiente una señora muy humilde. Cargaba un niño en la espalda que dormía con un pan chupado en la mano y los cabellos en la boca. Pregunto algo en aymara; Mayta le indico con un medio gruñido la parte de atrás de la oficina que se separaba de todo el ambiente por una especie de pared falsa de madera. La señora agradeció y fue a ese rincón, aparto una silla y empezó a llorar y a reclamar justicia a alguien que estaba detrás del escritorio pero que no se veía quién era. La señora gimoteaba, se sonaba la nariz; a ratos decía que quería justicia, como me lo van a hacer así esos desgraciados, malditos, agárrenlo pues. Fernando prestaba más atención a la mujer de lo que decían Mayta y Arminda, para los cuales se veía que esto no era nada nuevo.
La mujer rogaba y se desgañitaba en sollozos y detrás del escritorio no se escuchaba ni una voz, ni un –cálmese señora, lo vamos a agarrar, vamos a hacer justicia- Después de unos pocos minutos que parecieron eternos, la mujer se acerco al escritorio, sacó algo de una bolsa, lo dejo ahí, paso por delante de Fernando y Arminda haciendo un gesto de despedida y se fue. Pensando que se trataba de un tipo de soborno y por curiosidad Fernando preguntó – ¿No está allá atrás el Coronel Viscarra? A lo que Arminda y Mayta se quedaron paralizados como si se acabase de mencionar la cuerda en casa del ahorcado.
-mmm no joven, perdón, licenciado… Allá atrás está el cabo Juan, el mejor policía de aquí de Rodas. Mayta se puso de pie y le hizo un guiño a Arminda. -¿lo quiere conocer? Arminda miró a Fernando con la misma mirada de picardía que Mayta y lo animó; -andá a conocerlo al cabo Juan, bien buena gente es jajajaja. Además tarde o temprano vas a tener que hablar con él para algún casito, verdad oficial Mayta dijo Arminda. Mayta se mato de risa y asintió –si joven, perdón, licenciado… vaya a verlo ahorita que esta desocupadito; Fernando que ya sospechaba que algo raro había en ese intercambio de miradas se aproximo lentamente al cubículo. La silla estaba de lado tal como lo había dejado la mujer y dirigiendo la mirada al escritorio vio un pequeño altar con flores, candelabros y ceniceros. También había una pequeña caja de madera con una ranura posterior que le daba apariencia de alcancía y tenía pegado un papel que rezaba: CUOTAS VOLUNTARIAS PARA MEJORA DE PROCESOS INVESTIGATIVOS.
Las velas estaban prendidas, las flores frescas y dentro de una urna de cristal con una apertura grande, una calavera con gorra de policía y lentes oscuros fumaba plácidamente. –hay que tener fe joven licenciado, hay que tener fe. Para salir de la casa hay que tener fe, para trabajar hay que tener fe; hasta para estar con las mujeres hay que tener fe. Para todo siempre hay que tener fe, sin fe no hay nada. Si al cabo Juan le pide con fe, agarra ladrones, asesinos, responde preguntas y disuelve maleficios, todo le avisa en sueños, hay que tener fe. Hasta el comandante en persona viene a preguntarse ande el cabo Juan, cuando hay casos graves y su cabeza parece que va a reemplazar a la del cabo, se lo trae cigarro importado y trago caro, y el cabo Juan no falla, cumple. Bueno, claro que a la fe hay que ayudarla a veces, por eso se piden unos pesitos para comprar cigarrillos y traguito de vez en cuando. No se compra cigarro con fe pues, es lo malo. Después de ese pequeño discurso, Mayta pidió a Arminda y Fernando que los siga a donde estaba el cuerpo del niño que estaba buscando. Fernando aun no salía de su turbación cuando vio muy extrañamente que Mayta se acercaba a la ambulancia y abría las puertas traseras, para lo cual tuvo que espantar a unos vendedores de mandarinas que utilizaban las gradas de la ambulancia como imprevisto anaquel y dijo. –como ya no podemos usar la morgue de la ciudad, tenemos que taquear a todos los cuerpos aquí hasta que la alcaldía haga una morgue, van a disculpar-… abrió la puerta y el golpe del olor termino de espantar a los vendedores, pero acerco unos cuantos curiosos que no recibieron ese golpe de olor a sangre quemada, carne podrida y pescado soleado que flotaba como un vaho espeso por la acera. Mayta trepó a la ambulancia con prestancia. Siempre con bolsas plásticas en las manos, arrincono unos cuerpos que habían perdido el orden de caja de lápices que se había intentado, esquivo unas bolsas de basura y ropa deshecha y acercando con esfuerzo un cuerpo menudo, dijo, -este es-
Así es, era el chino Tintaya, un chico de 10 años que trabajaba en los buses que iban a la ciudad y que siempre se lo veía con bolsas llenas de clefa. Ahora, ya no tenía la apariencia siniestra que la ocasión ameritaba. Más al contrario y por sus ojos, parecía que de alguna forma estaba enojado por el hecho de que hayan tardado tanto en encontrarlo. Arminda se quedo mirándolo, luego volteo y le dijo a Fernando –Lo tendremos que enterrar hoy, ya está podrido.
Así es, podrido y aburrido significa lo mismo para Fernando, estar aburrido, podrido de la vida y podrido de muerto. Aburrimiento total. Pensando esto ayudó a cerrar la ambulancia y Mayta mirando su reloj se dio cuenta de que ya era hora de almorzar.

Comentarios

Ciudad Ameba ha dicho que…
Hola Oscar:
bueno, no he querido comentar tus posts depres por que ya sabes lo que pienso. Por que no le dices a la fulana lo que me has dicho que serías capaz de hacer: que puedes dejar todo y marcharte, renunciar a todo e ir corriendo donde ella, no seas meón, es buena idea pensalo. bueno habrá que ver que dice su ñato no? yaaaaa ajajaaj perdón.
Otra cosa: Hay que corregir haaaarto, la palabra casi y sus sinónimos se repiten mucho, hay partes donde te enredas con los adejtivos y los subfijos, en pocas está en rebruto, hay que pulir hartísimo. Querías una opinión ahi la tienes. Además era mejor idea hacerlo en primera persona como era originalmente porque son impresiones personales muy fuertes. En sí sólo me gusta cuando el Mayta habla de la fe y las dos última lineas. lo demás hay que cambiarlo de punta a punta. pero la idea esta bien no hagas drama, es no más interesante.
Saludos, yo no actualizo mi blog por que eso es para osiosos como vos, yo tego que estudiar. chau
Ciudad Ameba ha dicho que…
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Vania B. ha dicho que…
Perro querido:

Yo no soy crítica literaria, por suerte, así que me guío "de oído" nomás.

Triste historia, bastante jodida. Las personas de a pie y con la cabeza en las nubes, como yo, no nos imaginamos que puedan existir estas situaciones tan terriblemente injustas. De todos modos y pese a lo jodido de la historia, es interesante ver ese mundo desde tus ojos perrunos.

Un enorme abrazo.
none ha dicho que…
Perdón por no haber respondido antes pero estaba de viaje!.
Amebiano: Creo querido camarada que tengo que dejar de chupar contigo, eso por que me haces pénsar cosas que me perturban completamente, estás medio loco compadre. Gracias por tus comentarios y críticas, en algunas cosas coincido contigo, como en que hay que corregir mucho, en otras no tanto, pero ya hablaremos de eso el miércoles.
p.d, no soy un meón, tengo un plan y ya te voy a contar cual es.
Vani o Capsú: tus comentarios y críticas son siempre bienvenidas, sabes no, eres la madrina de los blogguers. ya sabes pa la fiesta.

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