EL FINAL DEL INVIERNO




Para ti, el final del invierno es claridad inesperada, un calor súbito y aliviante. Cuando los chicos te contaban de la tibieza que rodeaba las puertas del final del invierno, tú no les creías. Pensabas que era imposible que de entre las brumas del amanecer, surja una luminosidad que crecía al tiempo de la disipación de la niebla. Pensabas que esa llama efímera bien podría morir antes de alcanzar tales dimensiones que te asustaban por su calor. Ellos, los que no habían tenido la dicha de atravesar el invierno, te hablaban de lejanos lugares de candente arena, donde el aire soplaba suave y caliente; decían que tus pies se despojaban de todas sus costras y que tu cuerpo prescindía de las cicatrices que este largo invierno te han dejado, y que todo era natural claridad. Tú no les creías. Para ti eran un misterio las sonrisas que nacían borrosas en las bocas de tantos compañeros que habías visto cruzar los confines del invierno.
Si estas ataduras invisibles te dejaran, te regalarías mil abrazos, y volarías con alas de verdad y sin thiner a la ciudad que tantas veces se te ha negado. Serías visible a los ojos de la eternidad. Soltarías al fin la lata de clefa por que todas las ilusiones serían verdad; todas las esperanzas serian presente. Podrías ser hambre y saciedad; podrías ser sombra y luz; podrías volver a casa sin recordarla en los filos de la acera.
Un fino candil te llama, te enseña el camino; todas las verdades se te revelan mientras te revelas frío a la ciudad. Piensas que despertar podría ser un gran error cuando estas a un tiempo ínfimo del final de este invierno que ha durado toda tu vida. Piensas que sería injusto volver atrás y contarles a los desdichados que perduran al invierno, todo el inmenso calor que se siente, todo ese abrigo que emana del éter y que se funde desproporcionadamente en cada partícula de luz que obstinadamente se pegan a tu cuerpo. Sonríes… y tu sonrisa es apenas una mueca borrosa que se hace perpetua en tu rostro.
Te observas tendido e inerte; te observas joven y lozano, bien conservado por la fría ventolera que a esa hora del alba recorre la anónima avenida. Tus compañeros apenas musitan entre los dientes los segundos para que el sol pinte el horizonte y derrita sus huesos de hielo. Intentan alcanzarte la bolsa de alcohol para que despiertes, por así decirlo; pero ya tus ojos están clavados para siempre en algún lugar indistinto del eterno azul del cielo. Ahora, todos los misterios son pura mañana. Eres la estrella del pavimento, exhibiendo la blancura metafísica de tus dientes a la gente amontonada alrededor de tu cuerpo volátil y marchito que un día han contenido todos tus espíritus. Hoy sólo eres carne congelada y coagulada. Eres una presencia mitad hielo y roca apenas coloreada por la escarcha que cubre tu ropa. Tus amigos lloran, gimotean. Intentan deshacerse de sus adormecimientos y desesperarse. Los perros gimen y horadan los huecos donde antes existían tus ojos, te lamen la cara haciendo que tus poros recuperen una tibieza efímera. El policía escribe indiferente tus facciones resumiendo los ángulos de tu muerte; el circulo de curiosos se expande, se dispersa... otros hombres de verde te arrojan a una camioneta destartalada mientras bromean y evitan el humo de grises cacharros repletos de obreros. Te ves por última vez diciéndole adiós al invierno. Todo es claridad inesperada, libertad inesperada, eternidad congelada contigo para siempre. Ríes; te despojas de todas tus miserias. En este fin del invierno te conviertes en un suspiro, un haz de misteriosa tibieza que abandona para siempre la ciudad de la furia

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Este ha de ser un fragmento de la mentada "ciudad de la furia" al texto le da mucha fuerza la fotografía; la aprovechaste bien. Un abrazo perro amigo

Eduardo
rajemofrel ha dicho que…
...........!!!!
tus letras vuelven a coagularse en mis ojos... cabeza...garganta...estomago...
y no entiendo q pasa todavia con mi corazon!
q real... q fantastico...
:(


.

saludos
none ha dicho que…
Eduardo:
Muchas gracias por tu visita. Lo cotidiano le da fuerza a la realidad más que a la ficción.
saludos.
La Majo: Se siente con todo el cuerpo y a veces el corazón sólo es el resumen. Dicen... muchas gracias por tu visita.

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